EL NUEVO BENTAYGA SPEED SE CORONA EN GOODWOOD
Lo más sorprendente es que lo ha logrado bajo un cielo encapotado y un asfalto parcialmente húmedo, condiciones que multiplican la dificultad y ponen a prueba la precisión de cualquier chasis y la autoridad de cualquier tren motriz. Pilotado con temple por Andy Marson, ingeniero de dinámica y miembro de la familia Bentley, el nuevo V8 biturbo de 4,0 litros y 650 CV mostró sus cartas más fuertes: una entrega de par generosa —850 Nm entre 2 250 y 4 500 rpm— y una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,4 segundos, cifras que ya de por sí suelen reservarse a coupés de altas prestaciones y no a SUV de lujo de casi dos toneladas.
Desde los primeros metros, el Bentayga Speed se sintió seguro y explosivo, con un empuje lineal que no pierde pisada ni en los tramos más revirados del trazado. El modo Sport, revisado en profundidad, endurece la suspensión un 15 %, refina la respuesta de la dirección y activa un vector de frenada más incisivo, permitiendo un paso por curva que combina agilidad y aplomo. A mitad de recorrido, cuando la lluvia dejaba el asfalto aún más traicionero y la visibilidad se reducía, el Bentayga no flaqueó: mantuvo la trayectoria y aceleró con determinación, alcanzando una punta de 130 mph antes de clavar los frenos en Molecomb, un hito que certifica su superioridad incluso en terrenos inciertos.
La mecánica no solo se queda en cifras; su sonido es parte de la experiencia. De serie, un escape deportivo lanza un rugido grave y envolvente a través de dos salidas elípticas en el difusor trasero, un detalle que enfatiza el carácter entusiasta del V8. Y para los más audaces existe la opción de un conjunto Akrapovič de titanio, con cuatro salidas y una melodía más contundente que promete estremecer el coche y al conductor en cada cambio de marchas.
En cuanto a la seguridad y el control, el Bentayga Speed incorpora por primera vez en la saga un modo ESC Dynamic que relaja la intervención electrónica, invitando a pequeños derrapes controlados o a sobrevirajes de potencia bajo demanda. Además, la dirección a las cuatro ruedas obra el milagro de reducir el radio de giro cuando avanzamos despacio y, al llegar a altas velocidades, sincroniza el giro trasero con el delantero para ganar aplomo. Todo ello, combinado con frenos de cerámica de carbono opcionales, ofrece un tacto de pedal impecable y un poder de detención a la altura de los mejores deportivos.
Pero no solo la mecánica brilla: su estética exterior refuerza su personalidad. Detalles en negro brillante se suceden en la parrilla frontal, los marcos de los faros y el difusor, mientras los emblemas “Speed” cromados y las llantas de 22 o incluso 23 pulgadas —cuando se opta por los frenos cerámicos— refuerzan su estampa atlética. Las pinzas de freno se ofrecen en siete colores vibrantes, y los pilotos traseros, tintados en tono oscuro, aportan un aire de contundencia que combina a la perfección con las líneas musculosas de la carrocería.
En definitiva, el Bentayga Speed no es solo un récord: es la traducción al asfalto de la ambición de Bentley por redefinir los límites del performance en un SUV de lujo. Con su combinación de potencia líderes en su clase, dinámicas evolucionadas y un refinamiento que nunca cede al confort, este Bentayga se confirma como el punto de referencia para aquellos que buscan lo más alto en capacidad de manejo sin sacrificar el carácter señorial de la marca.